Bueno, dejemos a un lado lo que ha debido de sufrir la diseñadora en su adolescencia, poniéndolo tan a huevo con ese apellido, y centrémonos en lo que viene siendo el estilismo de Mercedes en esta Gala.
Lo más bonito: el abanico.
El corsé, "precioso", para tener 30 tallas menos de sujetador y 40 años menos.
En cuanto a la cómoda y maravillosa falda, según las propias palabras de la diseñadora: "Este diseño surge del intento de imitar la naturaleza de los complejos ojos de los insectos, de ahí la estructura de la falda y el tejido con el que se confecciona, el tul". No lo veo. Y creo que ella tampoco, porque de hecho, cuando le preguntaron en la gala cambió la versión y dijo que se había inspirado en las "abejas y sus colmenas", que como todos sabemos tienen forma de rombo. Si no sabes contar los lados, ¿para que te metes en este berenjenal?
En fin, lo único que me gustó del traje es que la falda NO fuera transparente.
Para salir corriendo, y sí, efectivamente el corsé quizás en otra era le hubiera quedado bien ;)
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